En el libro «La Cabaña» de W. Paul Young se muestra a la perfección cual podría ser nuestro trato con Dios y aunque sea un libro con pensamiento protestante abarca a la perfección estos temas.
En el libro se cuenta la historia de Mac, un padre de familia cuya hija menor es presuntamente asesinada por un pederasta (nunca encontraron su cuerpo pero la ultima prueba fue encontrada en una cabaña abandonada). Mac queda destrozado por la tragedia y por esto empieza a crecer en él un odio hacia Dios, ya que no entiende como puede permitir estas cosas.
Pero cual es la sorpresa cuando recibe una carta firmada por Papá (nombre que su mujer le daba a Dios) pidiéndole que fuera a la «Cabaña» a reunirse con Él; al principio no piensa en ir, pero finalmente, llevado por la curiosidad, decide ir.
¿Como te imaginas a Dios y por que toma algunas decisiones?, en este libro se describe a Dios de una forma muy distinta a la que la imaginamos cada uno (hombre mayor de barba blanca y túnica blanca, ¿verdad? Jajaja); pues aquí se le describe como una mujer afroamericana con ,si se me permite decirlo, sobrepeso. Pero no solo esta Él, también se encuentra allí con un hombre de unos treinta años (Jesús) y una mujer joven de aspecto oriental (Espíritu Santo); los tres representan a la Trinidad. Lo más sorprendente del libro es ver que el trato que tienen entre ellos es como el de una familia, amable, alegre y sin ningún tipo de jerarquía. Y como trata a Mac, haciéndole poco a poco entender las cosas, con libertad, insinuando ideas…
A veces Dios nos manda hacer cosas que no entendemos, pero que en realidad son buenas para nosotros y nos ayudan a cultivar el jardín de nuestra alma, Como le pasa a Mac, la única forma de conocer a Dios y tener un trato especial con Él es dejar que entre en tu vida, dejarse hacer.
Dios no puede ser para nosotros un ente sobrenatural lejano a nosotros, tenemos que conocerle y que sea nuestro mejor Amigo, nuestro Padre, nuestra Madre.
Pablo Sebastián@PablosSBbPortavoz de fearless! Coordinador del proyecto «Altavoz del Papa»
La grandeza de nuestra libertad consiste en que gracias a ella podemos amar de verdad. Dios se arriesgó mucho haciéndonos libres: de esa manera conseguía el amor de muchos, pero también la consecuencia de esa libertad. es decir, ofensas, errores, pecados…
En el libro de «La cabaña», de origen protestante, cuenta la historia de Mackenzie, que pierde a su hija pequeña en un descuido involuntario, y esta es asesinada por un malechor. Inmediatamente culpa a Dios (Papá en el libro) de ello, y un día recibe una carta en la Papá le invita a pasar un fin de semana con Él en la cabaña en la que murió su hija. Al principio duda, pero finalmente va y pasa unos días inolvidables junto a Papá, Jesús y Sarayu (Espíritu Santo).
«Porque eso es lo que hace el amor -respondió Papá-. Recuerda, Mackenzie: yo no me pregunto qué harás o qué decisiones tomarás. Ya lo sé. Digamos, por ejemplo, que trato de enseñarte a no esconderte detrás de mentiras, hipotéticamente desde luego -dijo ella, guiñándole un ojo-. Y digamos que sé que necesitarás cuarenta y siete situaciones y hechos para escucharme de verdad; es decir, para oír con claridad suficiente para estar de acuerdo conmigo y cambiar. Así que cuando no me oyes la primera vez, no me frustro ni me decepciono: me emociono. ¡Ya sólo me faltan cuarenta y seis veces para lograr mi objetivo! Y esa primera vez será un fundamento para construir un puente de sanación que un día (el de hoy) tú atravesarás.
…
-Ojalá fuera así de simple, Mackenzie. Nadie sabe de qué horrores he salvado al mundo, porque la gente no puede ver lo que no sucedió. Todo el mal se deriva de la independencia, y la independencia es decisión de ustedes. Si yo sólo revocara todas las decisiones de independencia, el mundo dejaría de existir tal como ustedes lo conocen, y el amor no tendría ningún significado. Este mundo no es un patio de recreo donde protejo del mal a todos mis hijos. El mal es el caos de esta era, forjada por ustedes, pero no tendrá la última palabra. Toca a todos los que amo, quienes me siguen y quienes no. Si yo eliminara las consecuencias de las decisiones de las personas, destruiría la posibilidad del amor. El amor a fuerzas no es amor en absoluto.
Mack se pasó las manos por el cabello y suspiró.
-Esto es muy difícil de comprender.
-Cariño, déjame decirte una de las razones de que esto no tenga sentido para ti. Tienes una visión muy reducida de lo que significa ser humano. Tú y esta creación son increíbles, lo comprendan o no. Son maravillosos más allá de lo imaginable. El solo hecho de que tomes decisiones horrendas y destructivas no significa que merezcas menos respeto por lo que inherentemente eres: el pináculo de mi creación y centro de mi afecto.
-Pero. . . -empezó Mack.
-De igual forma -interrumpió ella-, no olvides que, en medio de todo tu dolor y pesar, estás rodeado de belleza, la maravilla de la creación, el arte, tu música y cultura, los sonidos de la risa y el amor, murmuradas esperanzas y celebraciones, nueva vida y transformación, reconciliación y perdón. Éstos también son resultados de tus decisiones, y cada decisión importa, incluso las ocultas. Así que, ¿cuáles decisiones deberíamos invalidar, Mackenzie? ¿Quizá nunca debí haber creado? ¿Quizá Adán debió haberse detenido antes de elegir la independencia? ¿Y tu decisión de tener otra hija, o la decisión de tu padre de golpear a su hijo? Exiges tu independencia, pero después te quejas de que te ame tanto y te la haya dado.» La Cabaña – W. Paul Young