libertad

El hombre propone y… Dios dispone

Posted on Actualizado enn

A mi manera…

1En nuestra humanidad caída existe algo que no acabamos de comprender bien: que somos creados por Alguien, y que ese Alguien tiene un propósito, y que es el Señor de nuestra existencia. La gran tentación del ser humano es enarbolarse como directores de la vida, como aquel que dispone de su presente y futuro según su sacrosanta voluntad. La serpiente lo sabía bien cuando tentó a la mujer diciéndola que sería como Dios. Ya no sólo en el sentido de tener un conocimiento perfecto, o de establecer el bien y el mal, sino también en el sentido de ser los dueños únicos de nuestro devenir. Tomar nuestras decisiones sin consultarlo con nadie, pensarnos que nos pertenece nuestra vida y futuro; en definitiva, ser el dios de nuestra vida, manera única posible, sentimos, de satisfacer nuestros deseos más íntimos.
¿Y qué constatamos cada vez que tomamos tal camino? Fracaso. Frustración. Impotencia. En dos sentidos: ni logramos que las cosas salgan como planeamos, ni, en el mejor de los casos, alcanzamos la plenitud de corazón que suponíamos. Y en el camino, habitualmente, nos cargamos de egoísmo y soberbia: efectivamente, cuando nuestro centro somos nosotros, supone que el prójimo se opone en nuestro camino de felicidad, o bien es un medio “explotable” para tomar nuestros objetivos vitales. Esto se cumple, en mayor o menor medida, tanto en lo pequeño como en lo grande. La conclusión es evidente: por más que la persona se empeñe, es incapaz de darse la felicidad, de la misma manera que fue incapaz de darse la vida a sí mismo. No podemos ser los amos de nuestra vida, porque todo lo que amamos y valoramos es puro don, puro regalo de Dios. Recuerda la parábola del Hijo Prójimo.

Leer el resto de esta entrada »

Anuncio publicitario

¿Eres coherente? * Are you consistent?

Posted on

Adoptar una actitud coherente no es fácil, exige mucho rigor con uno mismo. Vivir de acuerdo con lo que se cree, ajustar la propia vida a lo que se piensa, aceptar incomprensiones por vivir como quieres no siempre es fácil: a ver si te gustan estas ideas

«¡Católicos, salid del armario, dejaos ver!» Pilar Rahola

Posted on Actualizado enn

raholaLa periodista habla con jóvenes católicos de Barcelona
Pilar Rahola: «Si los políticos cumplieran los diez mandamientos, iríamos muy bien»: Mucho se ha hablado de la visita de Pilar Rahola al café joven Youcat para tener un encuentro con los jóvenes católicos, todo ello organizado por el delegado de la juventud del arzobispado de Barcelona (www.delejovebcn.org), mosén Bruno. En el último Youcat del curso son los jóvenes, adolescentes, muchos ya universitarios, los que hacen la elección del personaje a modo de colofón del curso. Decidieron, confirman a Religión en Libertad, traer a alguien no católico.
Pilar Rahola en un acto de Iglesia: “Lo sugirieron los jóvenes”, comenta mosén Bruno. “Pilar Rahola es una persona que tiene muchos registros y con un línea fuerte en artículos de La Vanguardia que tiene un punto interesante; y que habla también sobre el temas de la religión y concretamente del cristianismo. No le preguntes de moral, pero sí es una persona influyente. Estimula a los jóvenes. No viene a cargarse nada. Tiene un punto polemista, a veces, aunque ella misma dice que nos fijamos en esas páginas críticas solamente, pero no en todo lo que escribe. No hay ninguna aspiración en concreto; más bien una reflexión sobre la religión, en este mundo un poco laicista”.

Leer el resto de esta entrada »

Pescador de hombres

Posted on Actualizado enn

Existe una canción que se llama «pescador de hombres», que probablemente conozcas, y dice:
  pescador de hombres2      ¿Recuerdas aquel cartel norteamericano de reclutamiento que decía «I want you»? pues Jesús también te quiere en su equipo. Sin embargo, en aquel cartel norteamericano pedía ciertas aptitudes personales, ciertos mínimos (edad, altura, condiciones físicas…). Dios no pide nada, no pone requisitos mínimos «Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos, tan sólo quieres que yo te siga». Sí, Jesús te quiere a ti en concreto. Con tus fallos, tus alegrías, tus tristezas, tus virtudes, tus defectos… no busca ni a sabios ni a ricos, sólo que tú le sigas. Para Él eres irremplazable. Incluso aunque a veces pensemos que somos un desastre, incluso cuando ni nosotros mismos nos aceptamos… Él sigue buscándote, sigue yendo a la orilla para salir a navegar contigo.

Leer el resto de esta entrada »

Carta de una hija a su padre adicto a la pornografía

Posted on Actualizado enn

Querido Papá:
Antes que nada quiero que sepas que te amo y que te perdono por lo que esto ha hecho en mi vida. También quiero que sepas qué es exactamente lo que tu adicción a la pornografía ha hecho en mi vida. Es probable que creas que esto te ha afectado sólo a ti, o también tu relación con mi Mamá, pero es justo que sepas que también ha tenido un profundo impacto en mí y en todos mis hermanos.
Encontré tus vídeos pornográficos en algún lugar de tu computadora cuando tenía alrededor de doce años, justo cuando empezaba a volverme una mujer. En primer lugar me pareció muy hipócrita de tu parte que trataras de enseñarme qué cosas sí y qué cosas no valía la pena ver en términos de vídeos, películas y televisión cuando tú regularmente entretenías tu mente con esa basura. Tus consejos sobre el cuidado que debía tener con las cosas que veía simplemente no tenían ningún significado para mí.
Debido a tu pornografía caí en la cuenta de que mi madre no era la única mujer a la que mirabas. Cuando salíamos juntos desarrollé una gran sensibilidad para darme cuenta de cuándo activabas una mirada sensual por otras mujeres, carteles o cosas. Esto me enseñó que todos los hombres tienen un lado indecente en el cual no se puede confiar. Aprendí a sospechar, e incluso a despreciar a los hombres por el modo lascivo en el que percibían a las mujeres.
Recuerdo que trataste de hablar conmigo sobre la modestia, sobre cómo mi modo de vestir afecta a las personas en mi entorno y sobre la importancia de valorarme por mi interior. Tus acciones, sin embargo, me decían que sólo sería verdaderamente hermosa y aceptada si me veía como las mujeres de las portadas de revistas o las de tus vídeos pornográficos. Tus discursos no servían para otra cosa que para enojarme profundamente.
Cuando crecí estas ideas se hicieron más fuertes gracias a la cultura en la que vivimos. Todo a mi alrededor gritaba que la belleza es una cosa que sólo puede ser alcanzada si te ves y actúas como “Ellas”. También aprendí a confiar cada vez menos en ti porque nada de lo que decías era coherente con lo que hacías. Ya en esa época vivía preocupada de la posibilidad de no poder encontrar nunca un hombre que me aceptase y amase por lo que soy y no por mi cara bonita.
Cuando invitaba amigas a la casa me preguntaba cómo las veías. Si para ti eran mis amigas y nada más, o si también a ellas las imaginabas en tus fantasías. Ninguna hija debería jamás preguntarse algo así sobre su padre.
Conocí a un hombre. Una de las primeras cosas que le pregunté fue si él también miraba pornografía. Le estoy muy agradecida a Dios porque esa práctica nunca ha tocado su vida significativamente. Sin embargo, todavía tenemos peleas por las profundas raíces que tiene en mi corazón la desconfianza hacia los hombres. Sí, a pesar de todos los años que han pasado, tu pornografía también ha afectado la relación que actualmente tengo con mi esposo.
Si pudiera decirte sólo una cosa sobre este tema, te diría lo siguiente: la pornografía no sólo afectó tu vida sino que afectó la vida de todos los que estábamos a tu alrededor de maneras que nunca podrás imaginar. Hasta el día de hoy me afecta gracias también al peso que esta tiene en nuestra sociedad. Tengo miedo del día en que tenga que hablar con mi pequeño hijo sobre la pornografía y sus potentes e insaciables alcances; cuando tenga que decirle cómo la adicción al porno, como la mayoría de los pecados, no sólo afecta a uno mismo.
Como ya lo dije, te he perdonado. Y estoy profundamente agradecida por el trabajo que Dios ha hecho en mi vida en este campo. Es un área donde aún me toca luchar de vez en cuando, pero me sobrepasa la gratitud hacia la ayuda que Dios y mi esposo me han ofrecido. Rezo porque tú hayas superado este vicio y para que todos los hombres que lo consideran inofensivo abran sus ojos a la verdad.
Con amor, tu hija
(El autor prefirió no revelar su nombre)
Se puede ver el original aquí

A las parejas de novios (Papa Francisco)

Posted on Actualizado enn

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LA PAREJAS DE NOVIOS QUE SE PREPARAN PARA EL MATRIMONIO (Plaza de San Pedro,Viernes 14 de febrero de 2014)
1ª Pregunta: El miedo del «para siempre»: Santidad, son muchos los que hoy piensan que prometerse fidelidad para toda la vida sea una empresa demasiado difícil; muchos sienten que el desafío de vivir juntos para siempre es hermoso, fascinante, pero demasiado exigente, casi imposible. Le pedimos su palabra que nos ilumine sobre esto.
novios 3Agradezco el testimonio y la pregunta. Os explico: ellos me enviaron las preguntas con antelación. Se comprende. Así, yo pude reflexionar y pensar una respuesta un poco más sólida. Es importante preguntarse si es posible amarse «para siempre». Ésta es una pregunta que debemos hacer: ¿es posible amarse «para siempre»? Muchas personas hoy tienen miedo de hacer opciones definitivas. Un joven decía a su obispo: «Yo quiero llegar a ser sacerdote, pero sólo por diez años». Tenía miedo a una opción definitiva. Pero es un miedo general, propio de nuestra cultura. Hacer opciones para toda la vida, parece imposible. Hoy todo cambia rápidamente, nada dura largamente. Y esta mentalidad lleva a muchos que se preparan para el matrimonio a decir: «estamos juntos hasta que dura el amor», ¿y luego? Muchos saludos y nos vemos. Y así termina el matrimonio. ¿Pero qué entendemos por «amor»? ¿Sólo un sentimiento, un estado psicofísico? Cierto, si es esto, no se puede construir sobre ello algo sólido. Pero si en cambio el amor es una relación , entonces es una realidad que crece, y podemos incluso decir, a modo de ejemplo, que se construye como una casa. Y la casa se construye juntos, no solos. Construir significa aquí favorecer y ayudar el crecimiento. Queridos novios, vosotros os estáis preparando para crecer juntos, construir esta casa y vivir juntos para siempre. No queréis fundarla en la arena de los sentimientos que van y vienen, sino en la roca del amor auténtico, el amor que viene de Dios. La familia nace de este proyecto de amor que quiere crecer como se construye una casa, que sea espacio de afecto, de ayuda, de esperanza, de apoyo. Como el amor de Dios es estable y para siempre, así también el amor que construye la familia queremos que sea estable y para siempre. Por favor, no debemos dejarnos vencer por la «cultura de lo provisional». Esta cultura que hoy nos invade a todos, esta cultura de lo provisional. ¡Esto no funciona! Por lo tanto, ¿cómo se cura este miedo del «para siempre»? Se cura día a día, encomendándose al Señor Jesús en una vida que se convierte en un camino espiritual cotidiano, construido por pasos, pasos pequeños, pasos de crecimiento común, construido con el compromiso de llegar a ser mujeres y hombres maduros en la fe. Porque, queridos novios, el «para siempre» no es sólo una cuestión de duración. Un matrimonio no se realiza sólo si dura, sino que es importante su calidad. Estar juntos y saberse amar para siempre es el desafío de los esposos cristianos. Me viene a la mente el milagro de la multiplicación de los panes: también para vosotros el Señor puede multiplicar vuestro amor y donarlo a vosotros fresco y bueno cada día. ¡Tiene una reserva infinita de ese amor! Él os dona el amor que está en la base de vuestra unión y cada día lo renueva, lo refuerza. Y lo hace aún más grande cuando la familia crece con los hijos. En este camino es importante y necesaria la oración, siempre. Él para ella, ella para él y los dos juntos. Pedid a Jesús que multiplique vuestro amor. En la oración del Padrenuestro decimos: «Danos hoy nuestro pan de cada día». Los esposos pueden aprender a rezar también así: «Señor, danos hoy nuestro amor de cada día», porque el amor cotidiano de los esposos es el pan, el verdadero pan del alma, el que les sostiene para seguir adelante.Y la oración: ¿podemos ensayar para saber si sabemos recitarla? «Señor, danos hoy nuestro amor de cada día». ¡Todos juntos! [novios: «Señor, danos hoy nuestro amor de cada día»]. ¡Otra vez! [novios: «Señor, danos hoy nuestro amor de cada día»]. Ésta es la oración de los novios y de los esposos. ¡Enséñanos a amarnos, a querernos! Cuanto más os encomendéis a Él, tanto más vuestro amor será «para siempre», capaz de renovarse, y vencerá toda dificultad. Esto pensé deciros, respondiendo a vuestra pregunta. ¡Gracias!
2ª Pregunta: Vivir juntos: el «estilo» de la vida matrimonial: Santidad, vivir juntos todos los días es hermoso, da alegría, sostiene. Pero es un desafío que hay que afrontar. Creemos que es necesario aprender a amarse. Hay un «estilo» de la vida de la pareja, una espiritualidad de lo cotidiano que queremos aprender. ¿Puede ayudarnos en esto, Padre Santo?
Vivir juntos es un arte, un camino paciente, hermoso y fascinante. No termina cuando os habéis conquistado el uno al otro… Es más, es precisamente entonces cuando inicia. Este camino de cada día tiene normas que se pueden resumir en estas tres palabras que tú has dicho, palabras que ya he repetido muchas veces a las familias, y que vosotros ya podéis aprender a usar entre vosotros: permiso, o sea, «puedo», tú dijiste gracias, y perdón .
«¿Puedo, permiso?». Es la petición gentil de poder entrar en la vida de otro con respeto y atención. Es necesario aprender a preguntar: ¿puedo hacer esto? ¿Te gusta si hacemos así, si tomamos esta iniciativa, si educamos así a los hijos? ¿Quieres que salgamos esta noche?… En definitiva, pedir permiso significa saber entrar con cortesía en la vida de los demás. Pero escuchad bien esto: saber entrar con cortesía en la vida de los demás. Y no es fácil, no es fácil. A veces, en cambio, se usan maneras un poco pesadas, como ciertas botas de montaña. El amor auténtico no se impone con dureza y agresividad. En las Florecillas de san Francisco se encuentra esta expresión: «Has de saber, hermano carísimo, que la cortesía es una de las propiedades de Dios… la cortesía es hermana de la caridad, que extingue el odio y fomenta el amor» (Cap. 37). Sí, la cortesía conserva el amor. Y hoy en nuestras familias, en nuestro mundo, a menudo violento y arrogante, hay necesidad de mucha más cortesía. Y esto puede comenzar en casa.
«Gracias» . Parece fácil pronunciar esta palabra, pero sabemos que no es así. ¡Pero es importante! La enseñamos a los niños, pero después la olvidamos. La gratitud es un sentimiento importante: ¿recordáis el Evangelio de Lucas? Una anciana, una vez, me decía en Buenos Aires: «la gratitud es una flor que crece en tierra noble». Es necesaria la nobleza del alma para que crezca esta flor. ¿Recordáis el Evangelio de Lucas? Jesús cura a diez enfermos de lepra y sólo uno regresa a decir gracias a Jesús. Y el Señor dice: y los otros nueve, ¿dónde están? Esto es válido también para nosotros: ¿sabemos agradecer? En vuestra relación, y mañana en la vida matrimonial, es importante tener viva la conciencia de que la otra persona es un don de Dios, y a los dones de Dios se dice ¡gracias!, siempre se da gracias. Y con esta actitud interior decirse gracias mutuamente, por cada cosa. No es una palabra gentil que se usa con los desconocidos, para ser educados. Es necesario saber decirse gracias, para seguir adelante bien y juntos en la vida matrimonial.
novios 1La tercera: «Perdón» . En la vida cometemos muchos errores, muchas equivocaciones. Los cometemos todos.Pero tal vez aquí hay alguien que jamás cometió un error. Levante la mano si hay alguien allí, una persona que jamás cometió un error. Todos cometemos errores. ¡Todos! Tal vez no hay un día en el que no cometemos algún error. La Biblia dice que el más justo peca siete veces al día. Y así cometemos errores… He aquí entonces la necesidad de usar esta sencilla palabra: «perdón». En general, cada uno de nosotros es propenso a acusar al otro y a justificarse a sí mismo. Esto comenzó con nuestro padre Adán, cuando Dios le preguntó: «Adán ¿tú has comido de aquel fruto? ». «¿Yo? ¡No! Es ella quien me lo dio». Acusar al otro para no decir «disculpa », «perdón». Es una historia antigua. Es un instinto que está en el origen de muchos desastres. Aprendamos a reconocer nuestros errores y a pedir perdón. «Perdona si hoy levanté la voz»; «perdona si pasé sin saludar»; «perdona si llegué tarde», «si esta semana estuve muy silencioso», «si hablé demasiado sin nunca escuchar»; «perdona si me olvidé»; «perdona, estaba enfadado y me la tomé contigo». Podemos decir muchos «perdón» al día. También así crece una familia cristiana. Todos sabemos que no existe la familia perfecta, y tampoco el marido perfecto, o la esposa perfecta. No hablemos de la suegra perfecta… Existimos nosotros, pecadores. Jesús, que nos conoce bien, nos enseña un secreto: no acabar jamás una jornada sin pedirse perdón, sin que la paz vuelva a nuestra casa, a nuestra familia. Es habitual reñir entre esposos, porque siempre hay algo, hemos reñido. Tal vez os habéis enfadado, tal vez voló un plato, pero por favor recordad esto: no terminar jamás una jornada sin hacer las paces. ¡Jamás, jamás, jamás! Esto es un secreto, un secreto para conservar el amor y para hacer las paces. No es necesario hacer un bello discurso. A veces un gesto así y… se crea la paz. Jamás acabar… porque si tú terminas el día sin hacer las paces, lo que tienes dentro, al día siguiente está frío y duro y es más difícil hacer las paces. Recordad bien: ¡no terminéis jamás el día sin hacer las paces! Si aprendemos a pedirnos perdón y a perdonarnos mutuamente, el matrimonio durará, irá adelante. Cuando vienen a las audiencias o a misa aquí a Santa Marta los esposos ancianos que celebran el 50° aniversario, les pregunto: «¿Quién soportó a quién?» ¡Es hermoso esto! Todos se miran, me miran, y me dicen: «¡Los dos!» Y esto es hermoso. Esto es un hermoso testimonio.
3ª Pregunta: El estilo de la celebración del Matrimonio: Santidad, en estos meses estamos haciendo muchos preparativos para nuestra boda. ¿Puede darnos algún consejo para celebrar bien nuestro matrimonio?
Haced todo de modo que sea una verdadera fiesta —porque el matrimonio es una fiesta—, una fiesta cristiana, no una fiesta mundana. El motivo más profundo de la alegría de ese día nos lo indica el Evangelio de Juan: ¿recordáis el milagro de las bodas de Caná? A un cierto punto faltó el vino y la fiesta parecía arruinada. Imaginad que termina la fiesta bebiendo té. No, no funciona. Sin vino no hay fiesta. Por sugerencia de María, en ese momento Jesús se revela por primera vez y hace un signo: transforma el agua en vino y, haciendo así, salva la fiesta de bodas. Lo que sucedió en Caná hace dos mil años, sucede en realidad en cada fiesta de bodas: lo que hará pleno y profundamente auténtico vuestro matrimonio será la presencia del Señor que se revela y dona su gracia. Es su presencia la que ofrece el «vino bueno», es Él el secreto de la alegría plena, la que calienta verdaderamente el corazón. Es la presencia de Jesús en esa fiesta. Que sea una hermosa fiesta, pero con Jesús. No con el espíritu del mundo, ¡no! Esto se percibe, cuando el Señor está allí.
Al mismo tiempo, sin embargo, es bueno que vuestro matrimonio sea sobrio y ponga de relieve lo que es verdaderamente importante. Algunos están más preocupados por los signos exteriores, por el banquete, las fotos, los vestidos y las flores… Son cosas importantes en una fiesta, pero sólo si son capaces de indicar el verdadero motivo de vuestra alegría: la bendición del Señor sobre vuestro amor. Haced lo posible para que, como el vino de Caná, los signos exteriores de vuestra fiesta revelen la presencia del Señor y os recuerden a vosotros y a todos los presentes el origen y el motivo de vuestra alegría.
Peronovios2 hay algo que tú has dicho y que quiero retomar al vuelo, porque no quiero dejarlo pasar. El matrimonio es también un trabajo de todos los días, podría decir un trabajo artesanal, un trabajo de orfebrería, porque el marido tiene la tarea de hacer más mujer a su esposa y la esposa tiene la tarea de hacer más hombre a su marido. Crecer también en humanidad, como hombre y como mujer. Y esto se hace entre vosotros. Esto se llama crecer juntos. Esto no viene del aire. El Señor lo bendice, pero viene de vuestras manos, de vuestras actitudes, del modo de vivir, del modo de amaros. ¡Hacernos crecer! Siempre hacer lo posible para que el otro crezca. Trabajar por ello. Y así, no lo sé, pienso en ti que un día irás por las calles de tu pueblo y la gente dirá: «Mira aquella hermosa mujer, ¡qué fuerte!…». «Con el marido que tiene, se comprende». Y también a ti: «Mira aquél, cómo es». «Con la esposa que tiene, se comprende». Es esto, llegar a esto: hacernos crecer juntos, el uno al otro. Y los hijos tendrán esta herencia de haber tenido un papá y una mamá que crecieron juntos, haciéndose —el uno al otro— más hombre y más mujer.
 

El Papa Francisco en el Parlamento Europeo

Posted on Actualizado enn

Durante la visita del Papa Francisco al Parlamento Europeo y al consejo de Europa dio un discurso en el cual trato de diversos temas con un mensaje de Esperanza.
DIGNIDAD DE LA PERSONA
“En el centro de este ambicioso proyecto político, se encontraba la confianza en el hombre, no tanto como ciudadano o sujeto económico, sino en el hombre como persona dotada de una dignidad trascendente”. Nos recuerda el Papa refiriéndose a la fundación de la Unión Europea.
Según el Papa Francisco la multitud de pueblos que formaron Europa junto con el cristianismo dieron lugar al concepto de persona y los derechos humanos han sido fruto del reconocimiento del valor de la persona tras las injusticias y atrocidades del último siglo, añade también que no debemos perder las raíces de nuestra cultura ni renegarlas.
El Papa Francisco habló también de que la persona humana tiene una serie de derechos que están por encima de la economía: “Promover la dignidad de la persona significa reconocer que posee derechos inalienables, de los cuales no puede ser privado arbitrariamente por nadie y menos aún en beneficio del interés económicos”
Así mismo nos advierte de la existencia de una “tendencia hacia una reivindicación siempre más amplia de los derechos individuales- estoy tentado de decir individualistas- que esconde una concepción de persona humana desligada de todo contexto social y antropológico” buscando más bien el propio beneficio egoísta dejando de lado el bien común de la sociedad misma, lo que según palabras textuales del Papa: “se transforma en fuente de conflictos y de violencias”.
“Afirmar la dignidad de la persona significa reconocer el valor de la vida humana que se nos da gratuitamente y, por eso, no puede ser objeto de intercambio o comercio”. El Papa llama a todos los políticos a que defiendan a la persona en toda situación sobre  todo en los más desfavorecidos y ser capaces de dotarlo de dignidad.
En otra ocasión el Pontífice recurre al famoso fresco de Rafael, «La Escuela de Atenas»: «En el centro están Platón y Aristóteles. El primero con el dedo apunta hacia lo alto, el mundo de las ideas, podríamos decir hacia el Cielo; el segundo tiende la mano hacia delante, hacia el observador, hacia la Tierra, la Realidad Concreta. Me parece una imagen qie describe bien a Europa en su historia hecho de un permanente encuentro entre el Cielo y la Tierra, donde el Cielo indica la apertura a lo trascendente, a Dios, que ha caracterizado desde siempre al hombre europeo, y la Tierra representa la capacidad practica y concreta de afrontar situaciones y los problemas”.
El Papa nos recuerda que el cristianismo aportó y puede seguir aportando ideales como la paz, la subsidiariedad y la solidaridad recíproca y un humanismo centrado en el respeto de la dignidad de la persona y que no podemos dejarlo de lado.
Hablando de los extremismos el Papa Francisco mencionó el papel que aporta el cristianismo: “también por el gran vacío en el ámbito de los ideales (…) porque es precisamente este olvido de Dios en lugar de su glorificación, la que engendra la violencia”. Francisco recuerda en este discurso las injusticias que se dan en el mundo, así como las persecuciones de las minorías religiosas, especialmente la cristiana.
Recuerda también a los parlamentarios su responsabilidad de fomentar la unidad de los pueblos a pesar de las diferencias, y también su deber de devolver la dignidad a las personas que, por su situación, no gozan de completa dignidad. En este deber esta el reconocimiento de la centralidad de la persona humana en Europa, que “implica también favorecer sus cualidades”.
Los ámbitos en los cuales se pueden desarrollar esas cualidades incluye la educación (no la mera formación, sino el crecimiento de la persona en su totalidad), la Familia “célula fundamental y elemento preciso de toda sociedad” , la ecología, como recuerda que debemos custodiar la Tierra, la creación que es “un don precioso que Dios ha puesto en manos de los hombres (…) Custodios, pero no dueños”; el Trabajo es otro ámbito en el que florecen las virtudes de la persona humana, que es necesario devolver la dignidad al trabajo combinando la flexibilidad y la estabilidad del mercado con la no explotación de las personas y que de “la posibilidad de construir una familia y de educar a los hijos”
Además, el Papa les apremia a tratar la grave situación migratoria con valentía y para ello superar los conflictos internos. “Les exhorto, pues, a trabajar para que Europa redescubra su alma buena”

Pablo Sebastián  @PablosSBb    2º de Arquitectura en la UAH. 

Jesús García León @sitogleon   1º de Fisioterapia en la UAH.

Portavoces de fearless!

«El Esbirro» de Sergei Kourdakov

Posted on Actualizado enn

«El Esbirro” es una novela de estilo claro, en la que su autor no tiene ningún reparo en contar sus experiencias en la cruel vida soviética tras la 2ª Guerra Mundial, y nos muestra lo que un hombre es capaz de hacer por dar a su vida un sentido pleno.
Durante su dura infancia, en la que pierde padres y hermano, es educado en el comunismo soviético, del que recuerda: «Había una cosa que no cambiaba: casi todos los días el maestro empezaba la clase diciendo:  ‘Buenos días, niños; ¿cómo estáis hoy? Acordaos que Dios no existe’. Yo pensaba: ‘Deben tener miedo de que descubramos algo acerca de ese Dios, sea quien sea’
Ya en su adolescencia y como Jefe de las Juventudes Comunistas de su ciudad, aspiraba siempre a lo más alto, intentaba sacar lo mejor de sus compañeros del Partido; pero tras empezar a trabajar con la policía de la ciudad, se vuelve mucho más intolerante y duro. Estando en su mejor momento político, consiguiendo ascensos dentro del Partido, es invitado a una reunión. Tras ser convidado por los jefes descubre su hipocresía, la del sistema y la cruda realidad del Comunismo. Su objetivo sigue siendo llegar a lo más alto, pero desde entonces: a cualquier precio.
Recibe órdenes de acabar con los cristianos: “Podemos aplastar la religión y cerrar las iglesias. No las permitimos. No hay ni un solo lugar de culto en Kamchatka. La iglesia no es ningún peligro. El peligro está en los propios creyentes”. Palizas, maltratos, humillaciones cada vez que hacían una intervención contra los creyentes. Por dentro Sergei empieza a preguntarse cosas:  «¿cómo pueden esos creyentes seguir reuniéndose a pesar de ser perseguidos y del sufrimiento que conllevaba? ¿Cómo podía decir Moscú que los creyentes eran peor que los delincuentes y asesinos, unos envenenadores de mentes; si solo adoraban a su Dios? ¿Cómo estos jóvenes son capaces de dar su vida por su creencia, por su Dios?»
“Tomé la decisión de que prefería morir buscando la verdadera vida antes que continuar viviendo como lo había hecho hasta aquel momento. No quería -ni podía- volver al género de vida que había conocido”. La necesidad del hombre de respuestas, de respuestas verdaderas y con sentido pleno, le lleva a Dios. Dios mismo es quien da a nuestras vidas un sentido pleno y quien les da su verdadero valor: un valor infinito. Y es que para Dios, cada uno, valemos mucho.
Un libro recomendable a todo el mundo, pero ¡sobre todo a los jóvenes incorformistas!, porque cuenta de forma sencilla como un hombre se encuentra con Dios, como un hombre se descubre amado por Dios.

Jesús García León  @sitogleon Estudiante de 1º de Fisioterapia en UAH. Portavoz de fearless!

*************************************************************************************************************************************
Sergei Nikolayevich Kourdakov (1 de marzo, 1951 – 1 de enero, 1973) fue un ex-agente de la KGB y oficial de la Marina que desde su adolescencia participó en más de 150 redadas en contra de comunidades cristianas subterráneas en las regiones de la Unión Soviética, durante la década de 1960. A los veinte años desertó en Canadá, mientras viajaba como oficial de marina en un barco soviético en el Pacífico. Más tarde se convirtió al cristianismo. Es conocido por haber escrito el libro The Persecutor («El esbirro», según una traducción publicada en España), una autobiografía que fue terminada poco antes de su muerte en 1973 y publicada póstumamente. (Tomado de Wikipedia)

¿Qué te importa a ti si uno de esos puntitos desaparece?

Posted on Actualizado enn

Me parece que ha sido espectacular el rescate del espeleólogo español Cecilio López. Un gran despliegue de medios para salvar una vida humana:  más de 70 personas -entre espeleólogos, Policía de Alta Montaña, Ejército y Fuerzas Armadas- que apoyaron esta increíble labor, que se ha saldado con resultado positivo. Esperemos que se recupere pronto de sus heridas.
La humanidad, cuando se lo propone, es capaz de cosas increíbles, tanto en positivo como en negativo: por un lado desplegamos lo que sea necesario para salvar la vida de un espeleologo que ha caído en una sima a 400 metros, y en la siguiente imagen decapitan a un periodista por estar donde alguien pensaba que no debía, o para molestar a los políticos de ese país.
Hace unos días, en un programa de radio hablaron profusamente contra el salvajismo que se realizaba al toro de la Vega, y 10 segundos después abogaban por eliminar la Ley Gallardón que nos quitaba un derecho fundamental como el del aborto.
Cuando nos proponemos ser eficaces, hacer las cosas bien, somos muy buenos… pero poco después, podemos justificar cualquier cosa, sin reflexión, por unos derechos que no son tal cosa, sólo porque nos convienen.
En el momento actual, y según las estadísticas, el lugar más peligroso del mundo es el vientre de tu madre. Estás más seguro en una sima a 400 metros con 5 costillas rotas, que dentro del vientre de tu madre, que en el fondo, no te quería, o no te quería así.
Quizá hace falta hacer una reflexión ajena a la política, a los prejuicios, a las religiones, a las ideologías, sobre quien es el hombre, qué valor tiene la vida humana, quién puede decidir si yo soy humano o no,  porqué  puedo hacer un despliegue humano y económico brutal para salvar una vida humana, al mismo tiempo que en esos 12 días que ha durado el rescate hemos quitado la vida en nuestro país a 4000 personitas sin voz, sin nombre, sin sindicato…
En «El tercer hombre», película basada en una novela de Graham Greene, se cuenta la historia de una persona que se enriquecía dando como penicilina algo que no lo era, causando por eso la muerte a mucha gente. Cuando se lo echan en cara, en lo alto de una noria, justifica su acción mirando hacia abajo y señalando unos puntitos pequeños que se veían (personas que pasaban por la calle) y comentando: «¿qué te importa a ti si uno de esos puntitos desaparece?»
Pues sí importa… y cada vez que se atenta contra una vida humana importa. Y cada vez que a lo largo de la historia se ha atentado contra una vida humana, eso importa, no da igual. Sea quien sea, los nacis, o la inquisición, o ETA, o los GAL, o quien sea. Y tenemos que decirlo muy alto: «No da igual. Podemos hacerlo mejor. Podemos ayudar a cada madre a tener a su hijo». Si la vida de Cecilio valía los miles de euros que ha costado ese despliegue (que por supuesto lo valía, porque no tiene precio), ¿por qué la vida del hijo de esa pobre madre sin recursos no vale igual? Cualquier científico honrado sabe que no hay nada después de la fecundación que pueda significar el comienzo de una vida humana. La fecundación es ese momento en el que se produce un cambio radical, y a partir de ahí, si se le cuida, nacerá y vivirá.
¡Ojala todos nos importen tanto como Cecilio!

Enrique Barrio @enriquebarrio Colaborador de fearless! Biólogo y profesor

 

 

La libertad del cristiano (y III) por @EmilioChuvieco

Posted on Actualizado enn

Si Dios quiso correr el riesgo de nuestra libertad, aun costándole su propia vida, es obvio que Dios quiere que le tratemos libremente, quiere contar con nuestras pequeñas fuerzas para agradarle, quiere que pongamos algo, siquiera un poco, de nuestra parte. El trato con Dios debería emanar de una libertad íntima, de un amor libre, que no responde a ninguna presión externa. Tal vez uno de los mejores resúmenes de la vida cristiana venga de la pluma de San Agustín: «Ama y haz lo que quieras». Los dos extremos de esta sencilla frase son imprescindibles para entenderla correctamente. Si amamos de verdad a Dios, haremos libremente lo que Dios quiera, porque nosotros lo querremos con todo convencimiento, como cualquier amor noble de esta tierra tiene por objeto agradar a la persona que ama. Si, por el contrario, hacemos lo que Dios quiere, pero sin amarle, nuestra vida será plana, mero cumplimiento de una normativa, de unos mandamientos impuestos desde fuera. Con esa actitud estaríamos reduciendo el cristianismo a un catálogo de preceptos, convirtiendo los medios en fines. Apagando la libertad, encendemos la rutina y empobrecemos un amor que de suyo está llamado a ser infinito, porque Dios es inconmensurable.

Como consecuencia de ese amor a nuestra libertad en el trato con Dios, tendremos también un profundo respeto a la autonomía de los demás, a su capacidad de decidir, aunque tomen opciones contrarias a lo que Dios les propone. Si Dios acepta esas decisiones que juzgamos equivocadas, ¿por qué nosotros vamos a impedirlas? Forzar la conciencia de nadie, incluso para obligarle a hacer el bien, parece una de las más flagrantes malinterpretaciones del querer de Dios. La conciencia es un santuario íntimo al que sólo podremos acceder si la otra persona nos abre su puerta, pidiendo ayuda.
El cariño verdadero por esa persona nos llevará a implicarnos, a ayudar, para evitar algo que degrada a esa persona a quien queremos, pero sin saltar una verja que sólo puede abrirse desde dentro.
Respetar la intimidad de los demás debería ser compatible con la sana preocupación por quienes queremos, con el interés de ayudarles, de servirles de apoyo. La apatía ante lo que puedan hacer, siempre que no nos afecte, tampoco es cristiana. Creo que lo expresa muy bien Susana Tamaro cuando afirma: “Detrás de la máscara de la libertad se esconde frecuentemente la dejadez, el deseo de no implicarse” Es difícil establecer una frontera justa entre respetar los errores de los demás y a la vez sentirse impelido a ayudarles a que los abandonen. Si el respeto convive con la preocupación por los demás, surgirá de modo natural nuestra sugerencia en lo que consideramos decisiones equivocadas. Dios, que podría cambiar inmediatamente a esa persona, no lo hace, y Él sabrá mejor que nosotros por qué. Él sólo quiere que nosotros sirvamos de altavoces de su palabra y de su vida, que nos impliquemos en ayuda a toda persona que nos rodea, también a descubrir la verdad, pero sólo ella puede llegar al convencimiento. Así, mantendremos un equilibrio entre la indiferencia, que no es cristiana, y la coacción, que tampoco lo es.
Que tratemos a Dios libremente es perfectamente compatible con cumplir sus mandamientos, como es compatible el amor de una madre con los sacrificios que la atención de sus hijos requieren, porque nace de un amor libre. Para un cristiano, los mandamientos no son restricciones arbitrarias que proceden de un Dios antojadizo, sino algo así como instrucciones de funcionamiento que nos sirven para rendir mejor nuestros talentos. Cuando compramos un nuevo electrodoméstico, consultamos el manual de uso, para poder aprovechar las posibilidades que han previsto sus diseñadores. Por ejemplo, si adquirimos una televisión, nadie considera que se está violentando su libertad cuando nos explican cómo sintonizar los canales o cómo modular mejor el sonido. A lo mejor puede hacerse de otra forma distinta a como prevé el manual, pero seguramente será menos directa, y casi siempre acabará por violentar la garantía del aparato.
Con las limitaciones de un ejemplo, eso mismo ocurre con los principios morales. Están fundados en el Amor del Creador por sus criaturas. No es un catálogo de normativas absurdas, sino un elenco de consejos para garantizar nuestra mayor felicidad. El dilema no está, entonces, en cómo seremos más libres, sino en cómo seremos más felices con el uso de nuestra libertad. El cumplimiento de los principios morales debería basarse en un convencimiento libre, y no tanto en un respeto más o menos mecánico a las normas establecidas, o en un miedo a las consecuencias negativas de no cumplirlas. En otras palabras, quien elige libremente realizar una acción buena o rechazar una mala debería hacerlo por la alegría que le produce el bien que esa acción lleva consigo, comprendiendo y aceptando en su intimidad las razones últimas de esa opción. Actuar moralmente sólo porque “lo dice la Iglesia”, sin entender las motivaciones últimas, es una forma pobre de religiosidad, y puede ser origen de posteriores abandonos.
Emilio Chuvieco
Finalmente, la libertad cristiana también es compatible con tomar decisiones que comprometen nuestro futuro, incluso con aquéllas que lo hacen para el resto de nuestra vida. La libertad no debería entenderse como ausencia de vínculos, de relaciones, porque no vivimos en una isla desierta, porque estamos limitados por nuestras propias medidas físicas y espirituales. Es bastante común actualmente que se acuse a la gente más joven de falta de compromiso; tal vez hay detrás un miedo a que las decisiones arrastren obligaciones que alteren el futuro. Se prefiere la indeterminación, pero no hemos de olvidar que sin decisiones no hay libertad, sin compromisos no puede construirse nada estable. Para un cristiano, la entrega de su vida a Dios, ya sea de modo exclusivo en el celibato, ya en el seno de una familia, compartiendo ese amor a Dios con el del cónyuge, es una manera extraordinaria de poner en juego la libertad. No es más libre quien no se compromete, temeroso de las consecuencias futuras de su decisión; sólo es más timorato, más apocado. Cualquier decisión implica cerrar otras posibilidades, tanto entregarse a Dios, como casarse con una determinada persona (y no con otra), comprar una determinada casa (y no otra), o estudiar una determinada carrera (y no otra), pero sin ese tipo de decisiones el ser humano quedaría reducido a una pura expectativa.

 

Original en Vivir el cristianismo en el s. XXI (Blog que dirige Emilio Chuvieco)