Quizá estás en una situación de no saber qué hacer con tu vida, o te preguntas cuál es tu fin en este mundo. Sabes que estás llamado a ser santo, pero claro, tu pregunta puede ser: “¿Por qué camino tengo que ir?” “¿Qué tipo de vida tengo que seguir?” “¿Qué quiere Dios de mi?” “¿Cómo lo descubro?” En definitiva, lo que te estás preguntando es cuál es tu misión en este mundo, tu vocación.
Vamos a partir de una base, piensa que Dios es tu Padre, y que quiere lo mejor para ti, quiere que seas feliz en este mundo, y además, en el Cielo durante toda la eternidad. Te quiere tanto tanto que ha muerto por ti en la Cruz.
Y Dios te pone una vocación, un camino para que seas feliz. ¿Puedes llegar al Cielo si no sigues esa vocación? La respuesta es que sí, pero… ¿No es mejor ir por el camino que Dios ha puesto para ti? Seguro que si Él te ha puesto ese camino, es porque es el mejor y es en el que vas a ser más feliz, aunque a veces no sea tan claro para nosotros.
Dios ha pensado en tu vocación desde antes de que existieras; sí, por poner un tiempo, unos cuantos miles de millones de años antes de que nacieras ya había pensado en lo mejor para ti. Por lo tanto, es algo de Dios, algo sobrenatural, pero que, sin su ayuda no puedes realizar. Pero evidentemente, necesitas poner de tu parte.
Para este inmenso plan de Dios, tú y yo, debemos ser generosos. Es un camino de entrega, de fiarte de Dios, de decirle: “Yo quiero hacer lo que Tú quieras Jesús, quiero confiar en Ti.” Dile que tú quieres hacer lo que Él quiera. Pero esto no es fácil, esto cuesta. Porque claro, esos que eran tus planes, ahora son los planes de Dios. Pero yo te animo, merece la pena, examínate y dile que estás dispuesto a lo que sea, a cualquier cosa que te pida.
¿Merece realmente la pena? Jesús da el ciento por uno. Tú le das ese poquito que es tu vida, y él la convierte en algo que jamás hubieras llegado a imaginar. San Josemaría decía: “Soñad y os quedaréis cortos”. Ayuda pensar que todo es para bien, y que, como habrás experimentado alguna vez, a veces no entendemos porque nos pasan algunas cosas en nuestra vida, y luego con el tiempo le encuentras el sentido. Dios sabe más, por eso debes fiarte de lo que creas que quiere para ti.
Para encontrar tu camino, a mí me ha ayudado pensar en cómo puedes ayudar más a los demás. Y mira que tú y yo somos unos desastres, pero si estamos dispuestos a darnos a Dios, Él nos ayudará a hacer el bien entre los demás. Piensa que has nacido para ser un apóstol de Cristo. Además, como ya te he dicho, no será fácil, una vez te decidas, el camino tiene partes con niebla, partes más rocosas, a veces hace frío, llueve, etc… pero esa luz que viste en la montaña, sigue ahí, aunque a veces no la veas en algunos momentos.
Por otro lado, te animo que pienses, que si eres fiel, y eso no quiere decir que no vayas a hacer cosas mal en ese camino; eres igual de pecador, porque no consiste en ser perfecto, sino en caer y recomenzar una y mil veces, pero intentando rectificar; Si eres fiel, gracias a tu SÍ a Dios, muchas almas van a ir al Cielo y van a ser felices eternamente. ¿No te motiva? Vas a ser el instrumento que Dios quiere, porque eso somos, instrumentos de los que Dios se sirve para llevar a cabo ese fin.
Quizá estás en una situación de no saber qué hacer con tu vida, o te preguntas cuál es tu fin en este mundo. Sabes que estás llamado a ser santo, pero claro, tu pregunta puede ser: “¿Por qué camino tengo que ir?” “¿Qué tipo de vida tengo que seguir?” “¿Qué quiere Dios de mi?” “¿Cómo lo descubro?” En definitiva, lo que te estás preguntando es cuál es tu misión en este mundo, tu vocación.
Para encontrar tu camino, a mí me ha ayudado pensar en 
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